Generosidad, ¿en estos tiempos?

“Con el paso del tiempo y la madurez, descubrirás que tienes dos manos; una para ayudarte a ti y otra para ayudar a los demás…”

“Pero ya Dios les ha dicho qué es lo mejor que pueden hacer y lo que espera de ustedes. Es muy sencillo: Dios quiere que ustedes sean justos los unos con los otros, que sean bondadosos con los más débiles, y que lo adoren como su único Dios.”
Miqueas 6:8

Estos son tiempos en los que nuestra generosidad hacia los demás se está poniendo a prueba; es bueno que recordemos algunos principios. Seguro que, si usted mira, a su alrededor, se dará cuenta de que tiene necesidades en un sinnúmero de cosas… pero si abrimos bien nuestros ojos, también nos daremos cuenta de que muchos otros están en situaciones muy vulnerables y necesitan más que nosotros, algunos cercanos y otros muy lejanos.

Tal vez nosotros nunca podremos ir personalmente a ellos y brindarles nuestro apoyo, pero hoy podemos apoyar un grupo grande de proyectos que brindan una mano solidaria, brinda la Palabra de Vida, he equipan a otros para que también lo hagan a través de los principios de reino de Dios.

Te quiero compartir lo que escribió Nery Duarte. Me llamo la atención, ya que es latino como nosotros y pero ha tomado decisiones muy certeras sobre cómo compartir eficazmente los recursos que Dios le ha confiado, y que nos desafía a nosotros a imitarlo.

¿Cómo puedo ayudar sabiamente a otros?

No deje de apoyar a su iglesia local.

«Mejor es el vecino cerca que el hermano lejos» (Proverbios 27:10). «Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe» (Gál. 6:10). Estoy seguro de que ahora más que nunca debemos aumentar nuestro apoyo financiero a nuestra iglesia local. Como familia de Cristo, es un deber asegurarnos de que nuestra congregación local siga funcionando bien y tenga todo lo necesario para cumplir con la Gran Comisión. Cada congregación local, independientemente de su tamaño, tiene la responsabilidad histórica de permanecer abierta y funcionar bien para poder compartir el mensaje de reconciliación. Hay millones de personas que están deseosas y buscan más allá de sí mismas, ansiosas por escuchar las buenas noticias de redención. La Iglesia cristiana tiene el desafío histórico de hacer de la historia del «Buen Samaritano» su propia historia. Tenemos la obligación de asegurarnos de que nuestras comunidades cristianas locales tengan recursos adecuados durante esta calamidad para ayudar a nuestros vecinos necesitados, y con palabras y hechos, demostrar el mensaje de misericordia y redención a través de Cristo.

No se deje cargar por sentimientos de culpa.

‘‘Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?» (1 Juan 3:17). Durante estos temas estoy apoyando directamente a varias familias en dificultades. Casi a diario recibo otras solicitudes válidas de asistencia que, con dolor, no he podido atender. Me ha alentado la oración escrita por el teólogo Reinhold Niebuhr: «Señor, concédeme la fortaleza para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que puedo y la sabiduría para conocer la diferencia». Esta crisis traerá muchos desafíos respecto a decidir quién debe recibir nuestra asistencia personal. Creo que habrá momentos en los que tendremos que pedirle al Señor que nos ayude a aceptar con tranquilidad que nuestra generosidad tiene límites. Sin embargo, si Dios nos ha confiado recursos y a pesar de tanta adversidad, debemos tener el valor de seguir apoyando a los necesitados y depender de Dios a fin de que nos dé sabiduría para discernir lo que podemos y no podemos hacer por los demás. «Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre» (2 Cor. 9.7).

Procure dar para estrategias que generen autosuficiencia.

Durante mi servicio como trabajador humanitario aprendí que la asistencia más importante que puedo brindar a las personas necesitadas es la que les genera beneficios para crear autosuficiencia. Las personas a las que proporciono apoyo durante este momento difícil incluyen tres familias monoparentales y otras cinco familias. Parte de mi donación se ha dirigido a apoyar proyectos que generarían cierto grado de autosuficiencia. Reciben de mí suministros de costura, madera y herramientas para construir armarios, un vehículo usado para que un esposo pueda iniciar un negocio de taxi, suministros para trabajo agrícola, semillas, fertilizantes.
Establezca un presupuesto para «donaciones». Esta fue una iniciativa de mi difunta esposa Pam. Ella creó algo que llamó «La cuenta de donaciones». Pam fielmente reservaba un porcentaje de nuestros ingresos personales para ayudar a amigos u organizaciones humanitarias. En un momento, una parienta que ya falleció vio cuán efectiva se había vuelto nuestra cuenta de donaciones y se comprometió a reabastecerla. Como en la historia de Elías y la viuda que se encuentra en el libro de Reyes, la «cuenta de donaciones» de nuestra familia nunca se ha quedado vacía. «Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra». (1 Reyes 17:14).

Involucre a otros.

Recientemente una persona se me acercó con una necesidad urgente y válida. Sin embargo, sus necesidades financieras estaban muy por encima de lo que mi presupuesto personal de donaciones podía cubrir. En oración, me acerqué a un buen amigo que sabía que tendría los recursos para ayudarlo y lo puse en contacto con esta familia. Mi amigo estuvo pronto a colaborar y satisfizo las necesidades de esa familia. Es posible que usted se encuentre con una necesidad mucho mayor de lo que puede solucionar. Podría considerar acercarse a alguien con quien se sienta cómodo a fin de instarle a que intervenga. El buen samaritano acudió al mesonero para que fuera más allá de su carga de trabajo habitual y, a pedido del buen samaritano, el posadero se convirtió en un proveedor de atención médica que se ocupó de la recuperación del prójimo herido.

«A Jehová presta el que da al pobre y, el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar» (Proverbios 19:17).

Siempre que sea posible, involúcrese directamente en su donación.

Recomiendo que los donantes se involucren directamente. El año pasado conocí a una familia misionera que ministraba en una remota comunidad indígena de Venezuela. Su hogar necesitaba urgentemente mantenimiento y la comunidad necesitaba desesperadamente asistencia humanitaria. Mi hija Andrea y yo nos sentimos llamados a poder asistir. Viajar a esta aldea distante implicaba localizar combustible en el mercado negro, conducir en un deteriorado vehículo durante más de doce horas con nuestros suministros de ayuda a través de la carretera más remota e insegura del oeste de Venezuela, pasar más de veinte retenes militares, cruzar por espacios en total control de forajidos. También tuvimos que lidiar con amenazas de encarcelamiento por brindar asistencia humanitaria. Después de dos viajes misioneros a esta comunidad, con mi equipo de asistencia humanitaria venezolano, logramos ayudar a arreglar el hogar de esta familia misionera, plantar huertas y brindar asistencia médica y alimentaria a docenas de familias. Salimos con la enorme satisfacción de que lo que habíamos hecho por esta familia y esta comunidad se había hecho bien. «Alarga su mano al pobre, y extiende sus manos al menesteroso» (Prov. 31:20).

Sin lugar a duda, estos principios de una vida generosa que nos comparte Nery Duarte no caen en saco roto; son multiplicados por el dador de la vida… que nos invita también a nosotros a tener manos extendidas…

A través de DoulosGroup y sus proyectos asociados, tienes una oportunidad de poner en acción para la gloria de Dios.

«Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia».

(Mateo 5:7)

Daniel Diaz
DoulosGroup Int.
presidente

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